Título: Hécate
Autor: Mario Peloche
Edición: Editorial Atlantis
ISBN: 978-84-941563-6-6
Año publicación: 2014
Páginas: 340
Precio: 20€
Enlace de venta: Todostuslibros.com
SINOPSIS
Sueños de mundos paralelos que se tocan, se entrelazan, se aniquilan. ¿Qué es la locura? ¿Un estado de la mente incapaz de concebir la realidad como la ve la mayoría de los mortales? ¿O la capacidad de ver más allá de lo evidente, de intuir otra dimensión de las cosas? ¿Qué es lo real y qué lo onírico? ¿Somos títeres de esa gran fuerza primigenia creadora del universo? ¿Llegaron hasta nosotros los dioses a través de una puerta cósmica entre dos dimensiones, de una manera que sólo la física cuántica puede atreverse a explicar? ¿Acaso existimos? ¿O creemos que existimos... y por eso somos?
Sólo Víctor, un tipo al que una infancia marcada por la tragedia y un latente trastorno neurológico han dotado de una especial sensibilidad, se verá obligado a encontrar respuestas a estas interrogantes cuando una concatenación de extraños sucesos lo arrastren hasta el mismo límite de la locura, donde los sueños y lo empírico visten la misma piel. Allí se topará con inefables presencias que moran en la misma urdimbre del Universo, y como un átomo insignificante finalmente comprenderá cuál es la realidad oculta tras la realidad.
Antes de nada quiero agradecer a su autor, Mario Peloche, por haber confiado en mi criterio a la hora de reseñar su novela.
Hécate ha sido una novela muy complicada para mí, que me ha dejado agotada mentalmente. Es una novela que tiene una trama súper interesante, imaginativa y muy estudiada, pero la abundancia de términos técnicos han deslustrado la esencia de la misma.
En principio tenemos tres personajes que para mí son esenciales en la obra a partes iguales. En primer lugar tenemos a Víctor, un periodista que desde su niñez sufre insomnio y pesadillas, pero acude al especialista ahora que ambas cosas han aumentado considerablemente, hasta el punto de dejarle paralizado al despertar de una pesadilla o quedarse dormido sin darse cuenta en mitad de la calle.
Después tenemos a César, un hombre que en cuestión de cinco días ha perdido la cabeza y ha asesinado a varias personas para después quedar en un estado casi catatónico, y que de repente se despierta y empieza a matar a todo el que se le pone por delante.
Y por último tenemos a Alejandro, el neurólogo que trataba a César y a quien han derivado el caso de Víctor, que a pesar de estar con su amigo fuera del hospital aparece en las imágenes de las cámaras de seguridad a la hora que César escapa.
Ellos tres son los ejes de una hecatombe, que comienza con el amotinamiento de los locos del psiquiátrico en el que trabaja Alejandro y termina con la posible eliminación de lo que creemos saber.
Toda la obra es una carrera a contrarreloj para averiguar dónde está César y por qué Víctor está conectado a él.
Hay algunas veces en las que no he sabido diferenciar muy bien si el que narraba la historia era Víctor o César hasta que habían pasado un par de párrafos, cosa que me descolocaba un poco. Además, el uso continuado de tecnicismos médicos y de física cuántica me han hecho liarme bastante, teniendo que recurrir a Google varias veces para saber de qué estaba hablando.
Por otra parte, cuando el autor narraba la historia desde el punto de vista de César, que sufre esquizofrenia, me ha dejado impresionada. La investigación sobre éste tema se nota mucho en la forma en la que César ve su realidad, y eso me ha gustado muchísimo.
En cuanto al final... me ha dejado con la boca abierta. La verdad es que no me esperaba para nada que terminase de la forma en la que lo ha hecho, y reconozco que me había esperado otro final. Pero los últimos capítulos me han encantado porque estaban cargados de acción.
En definitiva, me ha parecido una obra con una trama brillante ensombrecida por el vocabulario tan técnico que resulta difícil de comprender para el lector medio.
Sólo Víctor, un tipo al que una infancia marcada por la tragedia y un latente trastorno neurológico han dotado de una especial sensibilidad, se verá obligado a encontrar respuestas a estas interrogantes cuando una concatenación de extraños sucesos lo arrastren hasta el mismo límite de la locura, donde los sueños y lo empírico visten la misma piel. Allí se topará con inefables presencias que moran en la misma urdimbre del Universo, y como un átomo insignificante finalmente comprenderá cuál es la realidad oculta tras la realidad.
OPINIÓN PERSONAL
Antes de nada quiero agradecer a su autor, Mario Peloche, por haber confiado en mi criterio a la hora de reseñar su novela.
Hécate ha sido una novela muy complicada para mí, que me ha dejado agotada mentalmente. Es una novela que tiene una trama súper interesante, imaginativa y muy estudiada, pero la abundancia de términos técnicos han deslustrado la esencia de la misma.
En principio tenemos tres personajes que para mí son esenciales en la obra a partes iguales. En primer lugar tenemos a Víctor, un periodista que desde su niñez sufre insomnio y pesadillas, pero acude al especialista ahora que ambas cosas han aumentado considerablemente, hasta el punto de dejarle paralizado al despertar de una pesadilla o quedarse dormido sin darse cuenta en mitad de la calle.
Después tenemos a César, un hombre que en cuestión de cinco días ha perdido la cabeza y ha asesinado a varias personas para después quedar en un estado casi catatónico, y que de repente se despierta y empieza a matar a todo el que se le pone por delante.
Y por último tenemos a Alejandro, el neurólogo que trataba a César y a quien han derivado el caso de Víctor, que a pesar de estar con su amigo fuera del hospital aparece en las imágenes de las cámaras de seguridad a la hora que César escapa.
Ellos tres son los ejes de una hecatombe, que comienza con el amotinamiento de los locos del psiquiátrico en el que trabaja Alejandro y termina con la posible eliminación de lo que creemos saber.
Toda la obra es una carrera a contrarreloj para averiguar dónde está César y por qué Víctor está conectado a él.
Hay algunas veces en las que no he sabido diferenciar muy bien si el que narraba la historia era Víctor o César hasta que habían pasado un par de párrafos, cosa que me descolocaba un poco. Además, el uso continuado de tecnicismos médicos y de física cuántica me han hecho liarme bastante, teniendo que recurrir a Google varias veces para saber de qué estaba hablando.
Por otra parte, cuando el autor narraba la historia desde el punto de vista de César, que sufre esquizofrenia, me ha dejado impresionada. La investigación sobre éste tema se nota mucho en la forma en la que César ve su realidad, y eso me ha gustado muchísimo.
En cuanto al final... me ha dejado con la boca abierta. La verdad es que no me esperaba para nada que terminase de la forma en la que lo ha hecho, y reconozco que me había esperado otro final. Pero los últimos capítulos me han encantado porque estaban cargados de acción.
En definitiva, me ha parecido una obra con una trama brillante ensombrecida por el vocabulario tan técnico que resulta difícil de comprender para el lector medio.
Puntuación angelical...