BIOGRAFÍA
Juan Manuel Carmona, de la generación del noventa. Hijo de
Pili y Juan, el mayor de dos hermanos y un perro súper travieso que se llama
Rabito –Rabi para los amigos.
Como no quería hacer un tostón de biografía en la que os contara cosas sobre mí que igual no os interesan, os propuse que vosotras mismas a través de hashtag #OyeJuanma en Twitter me hicierais preguntas sobre lo que de verdad querías saber.
Así que aquí van algunas de ellas:
Como no quería hacer un tostón de biografía en la que os contara cosas sobre mí que igual no os interesan, os propuse que vosotras mismas a través de hashtag #OyeJuanma en Twitter me hicierais preguntas sobre lo que de verdad querías saber.
Así que aquí van algunas de ellas:
¿Qué lugar del mundo te gustaría usar como escenario para una novela?
Siempre busco que mis textos sean reales; tanto diálogos, como emociones y
ubicaciones. Aunque luego no suelo dar detalles de casi nada porque me encanta
que el lector se construya su propio mundo, sí que me gusta –o diría necesito-
saber dónde se desarrolla toda la acción. Necesito saber cómo son las calles
más que sus nombres, a qué huelen, qué transmiten sobretodo. Entonces siempre
elijo lugares que conozca. Pero me encantaría usar Barcelona y Paris.
¿Tienes algún objetivo como escritor?
Me
encantaría poder vivir de mis historias. Supongo que a todos nos gustaría poder
vivir de lo que nos gusta ¿no?
Si tuvieras que elegir una sola afición ¿Cuál sería?
Creo
que la escritura, a día de hoy, para mí no es sólo una afición, es mucho más,
viene conmigo, de serie, creo que no tengo el poder de decidir si elegirla o no
porque ella me elige a mí, a veces hasta sin avisar ¡Ojo! No digo que me lleve
todo el día escribiendo, eh, y claro que necesito mis descansos, a veces
necesito no escribir, pero antes o después siempre me descubro a mí mismo
escribiendo. Así que, descartando la escritura como una afición, si tuviera que
elegir una sería no sé, cantar, me encanta cantar aunque no lo haga bien.
¿Te inspiras en algún escritor para escribir?
Bueno
de todos aprendo algo, incluso de los que no me gustan porque son ellos los que
me enseñan cómo no quiero hacer las cosas. Pero cuando necesito ideas, cuando
necesito otros puntos de vista, un poco de oxígeno, casi siempre acudo a Blue
Jeans. No sé, tiene algo que me encanta.
¿Cuál ha sido tu mayor atrevimiento a día de hoy?
Que
pueda contar… ninguno. Es broma. Pues ¿Sabes? Creo que el mayor atrevimiento de
todos es desnudarnos ante los demás –emocionalmente hablando- dejar al
descubierto nuestros sentimientos. Supongo que alguien se vuelve realmente
vulnerable cuando saca lo que tiene dentro, cuando no usa máscaras y se
enfrenta a los demás solo con lo que es. Cuando empecé con Elpoderdelalectura
lo cierto es que sentí miedo porque en gran parte me estaba desnudando ante
gente que no conocía y que no sabía si en algún momento utilizarían esa debilidad que yo les mostraba para
hacerme daño. Y creo que ése fue un gran atrevimiento del que hoy no me
arrepiento.
¿Qué tenéis en común John y tú?
El
nombre. A veces me preguntan sin Quédate conmigo es una biografía –y me alagan
que me lo pregunten porque por otro lado significa que la historia parece real-
pero no, John y yo compartimos solo el nombre.
¿Cuándo empezó está pasión por las letras?
Pues sinceramente me vino ya de mayor, cuando entré en
la universidad. Yo siempre fui de plazoletas y de balones de fútbol hasta que
me enamoré. Suena cursi pero es verdad. Me enamoré de una chica en la
universidad y llegó un momento en el que
necesitaba decirle al mundo que estaba enamorado. Y yo soy un chico valiente,
de verdad, pero cuando una chica me gusta me tiemblan las piernas hasta para
saludarla. Así que por aquel entonces comencé a escribir en mi tablón de Tuenti
(¡más años!) ya sabes, las típicas reflexiones acerca del amor, la nostalgia...
luego esas reflexiones pasaron a ser poesías, diálogos y más tarde relatos.
Acabé cogiéndole el gustillo y hasta hoy.
¿Cómo se te ocurrió Quédate conmigo?
Surgió en Dublín. Yo
fui para estudiar inglés y allí comencé a escribir un diario. Al poco tiempo me
aburrí de seguir aquel diario y me pregunté ¿qué me gustaría a mí realmente que
me pasara aquí? E igual soy un poco ñoño, pero a mí lo que me apetecía era
conocer a alguna chica con la que compartir Dublín en todas sus facetas. Y
entonces comencé a escribir Quédate conmigo, aunque visto la que lían los dos a
última hora me lo pensaría dos veces.
¿Qué personaje te resultó más difícil crear?
La
verdad es que todos se han portado muy bien conmigo. Pero creo que es en parte
a que yo no creo los personajes, va a parecer de locos pero yo al menos lo
siento así, yo no soy un mini Dios que vaya creando personajes a gusto, que va.
A mí un buen día se me presenta uno de ellos o un par o todos y yo poco a poco
los voy conociendo, los voy descubriendo, les hago preguntas pero no muchas y
así poco a poco hasta que tengo la historia. Pero
verdaderamente ellos hacen lo que les da la gana conmigo –o casi. No soy de los
que prepara una batería infinita de preguntas y lo saben todo sobre ellos. De
hecho, a veces había chicas que me preguntaban “¿Qué va a pasar en el próximo
capítulo?” y yo me decía a mí mismo: Pues ojalá me lo pudieras decir porque ni
yo mismo lo sé.
¿Inspiración o técnica?
“Uno
por ciento de inspiración y noventa y nueve por ciento de transpiración” Will
Smith.
Publicando dos capítulos semanales durante tres meses es imposible encontrar inspiración para cada uno de ellos. Hay días buenos y días malos, días en los que escribes un capítulo de corrido y otros en los que te atascas y aunque te liaras a cabezazos con el ordenador no te saldría ni una sola frase que te convenciera. Es técnica. Pero no una técnica que haya estudiado, me explico. No tengo formación sobre la escritura –aunque me encantaría tener tiempo y dinero para estudiar el arte de escribir- lo único que sé de técnicas, a la hora de inspirarme, es lo de lo que he aprendido de mí mismo, de conocerme, de sentir, de preguntarme cuando siento que me como el teclado y de preguntarme aun más cuando huyo de él. Si buscas, en internet hay cien mil consejos a cerca de la inspiración, pero creo que cada uno debe buscar su manera. A veces, aparece sin más. Una sonrisa, una mirada de alguien desconocido, una canción, un paseo, un olor o un recuerdo ¿pero sabes qué es lo que mejor funciona? Sentarse a escribir.
Publicando dos capítulos semanales durante tres meses es imposible encontrar inspiración para cada uno de ellos. Hay días buenos y días malos, días en los que escribes un capítulo de corrido y otros en los que te atascas y aunque te liaras a cabezazos con el ordenador no te saldría ni una sola frase que te convenciera. Es técnica. Pero no una técnica que haya estudiado, me explico. No tengo formación sobre la escritura –aunque me encantaría tener tiempo y dinero para estudiar el arte de escribir- lo único que sé de técnicas, a la hora de inspirarme, es lo de lo que he aprendido de mí mismo, de conocerme, de sentir, de preguntarme cuando siento que me como el teclado y de preguntarme aun más cuando huyo de él. Si buscas, en internet hay cien mil consejos a cerca de la inspiración, pero creo que cada uno debe buscar su manera. A veces, aparece sin más. Una sonrisa, una mirada de alguien desconocido, una canción, un paseo, un olor o un recuerdo ¿pero sabes qué es lo que mejor funciona? Sentarse a escribir.
¿De noche o de día? ¿Y dónde?
Pues
eso depende de si estoy inspirado o no. La inspiración, si me viene, lo hace
por las noches. De hecho busco las noches porque después de escribir me acuesto
y al día siguiente miro el texto con otros ojos, lo leo sin acordarme de lo que
escribí, casi como un lector y eso me encanta. Pero si lo que busco es no
jugármela, si tengo que subir un capítulo y no siento que la inspiración está
en temporada baja, me pongo por la mañana. Recién levantado, me encanta ponerme
a escribir cuando me levanto o en la cama.
Para escribir, si no tengo a ninguna musa rondándome la cabeza, debe ser en un sitio cómodo y que no haya gente a mi alrededor como para ver qué escribo. Por el contrario, si me salta el “click” que yo le llamo, el sitio me es indiferente; en el metro, en el trabajo, en medio de una explicación en las clases o en un semáforo.
Para escribir, si no tengo a ninguna musa rondándome la cabeza, debe ser en un sitio cómodo y que no haya gente a mi alrededor como para ver qué escribo. Por el contrario, si me salta el “click” que yo le llamo, el sitio me es indiferente; en el metro, en el trabajo, en medio de una explicación en las clases o en un semáforo.
¿Cómo es Juanma en las distancias cortas?
Bastante patoso.
¿Planificas mucho cada capítulo o dejas que te guíe la inspiración?
Intento planificarlo, de verdad, y es cierto que todas las historias las empiezo por el final, pero
no es algo que planee, es sólo que cuando pienso en una nueva historia siempre
lo que visualizo primero es el final. Luego lo que hago es, sin que se note,
encauzar todo lo que suceda hacia ese final. Todo lo que pasa por el camino ya
es cosa de los personajes y las más de las veces acaban volviéndome loco ¡Loco!
¿Cómo y cuándo supiste que querías ser escritor?
El día en que
subí el primer capítulo de Quédate conmigo a Elpoderdelalectura. Y eso que
antes ya había hecho cosas y publicado algunas otras, pero fue en ese momento,
cuando recibí el primer comentario y las primeras interacciones con vosotras,
que sentí que yo a lo que quería dedicarme, lo que me hacía feliz, era esto.
Hemos extraído una pregunta de su blog que nos ha parecido muy interesante. Usted, ¿sabe cuál es el poder de la lectura?
La lectura para mí es la prueba indiscutible de que la magia existe. Es decir, cómo algo que a priori no existe como es la escritura, que es un código intangible que no deja de ser, visto de un modo muy frío, manchas en un papel, puede llegar a convertirse en ese pellizco que sentimos cuando leemos, en las risas en voz alta, en lágrimas, en nudos de garganta, en nostalgia…La lectura nos acerca a nosotros mismos y a los demás, pero sobre todo a nosotros mismos. Es un viaje a nuestro interior, a nuestras emociones. A través de los personajes podemos entender cómo somos.
Aristóteles dijo: “La literatura ayuda a preparar el alma humana” Y es que hay sensaciones que conocemos primero por lo que leemos y que por lo que vivimos. Con la lectura aprendemos a sentir cosas que posiblemente aún no nos haya tocado vivir. Yo, por ejemplo, la primera vez que lloré la muerte de alguien fue por el protagonista de Martes con mi viejo profesor y no por una persona real, puede sonar frívolo, pero pasó así. Aquella vez fue la primera vez que yo tuve conciencia de lo que la muerte era, mi primer contacto con ella. Y yo creo que ese es El poder de la lectura.
LA PRÓXIMA SEMANA...
Reseña Quédate conmigo.