Nació en Barcelona en el otoño de 1.973. Tras su paso por la facultad de
empresariales, entró a trabajar en el sector financiero donde aún
continúa desarrollando su actividad laboral. Desde pequeño empezó a cultivar la pasión por la lectura flirteando tímidamente con la
escritura de algún cuento o relato corto. Ya desde entonces, la
fantasía, las aventuras y ciencia ficción fueron los géneros que
conseguían captar más su interés. Pero no fue hasta muchos años
después, ya en pleno siglo XXI, cuando comenzó a escribir con
ciertas pretensiones. El Calendario de la Extinción es la
culminación de un trabajo que se originó hace cuatro años a partir
de una serie de ideas desordenadas que fueron acumulándose hasta
construir una saga cuya primera entrega acaba de ver la luz.
¿Cuándo empezaste a escribir y qué te llevó a ello?
No sé poner una fecha. Siempre he escrito. Cuentos, relatos cortos, poesía... textos de los que no guardo ninguna referencia. Siempre he tenido alma de escribiente, como aquellos que en el siglo de oro transcribían las cartas de una mayoría de gente analfabeta a cambio de unas monedas o algo de comida. Con la intención de desarrollar una trama a lo largo de una novela y con pretensiones de publicarla, empecé por allá por 2.010. Unos años antes ya comenzaba a tomar notas, escribir algunos apuntes e imaginar historias mientras paseaba. Pero fue a finales de 2.010 cuando comencé enserio a tratar de plasmarlas.
¿Cómo te definirías como escritor?
Ni siquiera sé definirme como persona. Sólo puedo decir que me gusta contar historias de forma amena, dinámica, con mucha acción y mucho diálogo. Historias cotidianas mezcladas con una pizca de magia y de fantasía. Historias que parten de nuestro mundo real pero que lo exponen como algo mucho más completo de lo que es, donde la racionalidad y el empirismo conviven proporcionalmente con lo esotérico, lo espiritual y lo metafísico.
¿Para ti escribir es una profesión o es un hobby?
Desde el momento en el que publicas una obra y le cobras a la gente para leerla obteniendo un margen por ello, aunque sea pequeño, escribir se convierte en una profesión. En mi caso, nunca doto de tanta dedicación y perfeccionismo a mis hobbies. Cuando escribo, asumo la responsabilidad de que el resultado final merezca el tiempo que la gente va dedicar a su lectura. Y eso implica un nivel de esfuerzo, atención y una serie de procedimientos con los que no siempre disfruto. Lo mejor del proceso de crear una obra literaria es escribirla, documentarte, pensar en las historias, los personajes… el proceso creativo es lo mejor. Una vez acabas la novela, comienza el proceso de corrección, revisión, maquetación, edición y promoción. Y aquí ya no todo es tan ameno. Una actividad deja de ser un hobby cuando se convierte en algo que si pudieras, se lo encargarías a otro.
¿A qué público va dirigida tu obra?
A todo el mundo. Son historias que no rayan lo extremo de ningún género, y adoptan características de todos a la vez. En mis próximas publicaciones se podrá encontrar una extensa gama de matices: novela histórica, aderezada con características del género fantástico, un poco de thriller policíaco o novela negra, misterio, acción, incluso romance, llegando hasta alguna escena de sexo explícito. Siempre he sido un amante de las fusiones de géneros, tanto en la literatura, como en el cine y en la música. Y en mis obras no podía faltar ese mestizaje.
¿Qué escritor ha marcado tu carrera?
Tener una infancia sin internet ni TDT te acaba abocando a la lectura. Y yo la descubrí a la tierna edad de nueve años con Emilio Salgari y sus novelas “El Corsario Negro” (mi primer libro) y “Los tigres de Mompracén”. Poco después me pasé a la novela para adultos y recuerdo el primer libro que me sedujo con sólo 12 años: El Amo del Juego, de Sidney Sheldon. Despues de una adolescencia que fue como mi particular medievo en el ámbito literario, recuperé la voracidad lectora con múltiples géneros y autores. Creo que en cierta medida, todos ellos han aportado algo. Stephen Lawhead, Nicholas Wilcox, Anne Rice, Eduardo Mendoza, Peter Berling, Ken Follet, Glen Cooper… Son autores de grandes obras proyectadas con una impresionante imaginación de la que me confieso un gran admirador a la par que les envidio esa capacidad de creación. Sin duda, todos ellos son un gran referente.
¿Existe algún tipo de técnica que utilices a la hora de escribir?
No. Intento que mis textos sean frescos, dinámicos, de lectura amena. Trato de evitar las grandes parrafadas descriptivas para que así el lector haga suya la novela imaginando él mismo el aspecto de los personajes y los escenarios.
Leer a otros autor@s de tu mismo género literario cuando estás inmerso en la creación de tu obra es positivo o negativo para la misma?
Cuando estoy inmerso en procesos creativos no leo otras cosas. Es por el factor tiempo. Cuando no escribo estoy repasando, revisando o documentándome. De todos modos, prefiero no dejarme influir y mantener mi independencia en ese sentido. Antes o después, sí los leo. Es inevitable someterte a las comparativas y me gusta conocer a aquellos con quienes puedan compararme. Aunque hoy día la oferta es tan amplia que no sabes si es mejor parecerte a alguien de éxito o ser totalmente inédito. De momento, creo que estoy cultivando más la segunda opción.
Cuándo escribes, ¿lo haces para ti mismo o por el contrario piensas en el futuro lector?
Yo creo que en mayor o menor medida, todos los escritores, así como quien fomenta la creatividad a través de cualquier otro método de expresión, léase pintura, escultura, diseño… todos tenemos una cierta connotación exhibicionista. Al menos en mi caso, siempre imagino a gente leyendo y opinando sobre lo que escribo. Yo cuando escribo algo para mí mismo, normalmente lo hago en mi agenda, a modo de recordatorio.
Por último, cuéntanos un poquito más sobre tu obra.
“El Calendario de la Extinción” trata de ser una historia muy dinámica, pensada para ser leída en unas pocas horas con el fin de pasar un rato entretenido. Su trama intenta captar esa parte nuestra de curiosidad que se deja seducir por el misterio que encierra esos secretos conspiranoicos bajo el recaudo de una imaginaria clase dirigente que siempre está por encima del bien y del mal. Y todo vivido en la piel de personajes sencillos, antihéroes que sufren de un modo traumático todos estos hechos que resquebrajan su estructura racional de la realidad. Es una mezcla de ciencia real y teórica en medio de un complot de espionaje y un reverso de confusión tras el que se atisba una historia fantástica. “El Calendario de la Extinción” es el preludio de una saga cuya continuación verá la luz a primeros de 2.015.
LA PRÓXIMA SEMANA...
Reseña novel: El calendario de la extinción.