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10 jun 2016

Entrevistamos a... Isabella Marín



Isabella Marín, nacida en 1987, reside en las afueras de Madrid y compagina su pasión por la escritura con su trabajo de traductora y un empleo a tiempo parcial en una escuela de música. Empezó a escribir desde una edad temprana, aunque nunca hasta ahora se había atrevido a publicar una novela. No obstante, durante su adolescencia, ha publicado varios relatos románticos en periódicos locales. Se ha licenciado en Periodismo y Filosofía y desde que ha empezado su primera novela, "Adicta a él...hasta que los paparazzi nos separe", es incapaz de dejar de escribir. De carácter extrovertido, le encanta estar siempre en contacto con sus lectores, por eso os invita a pasaros por sus redes sociales:
https://www.facebook.com/profile.php?id=100010294145248
https://twitter.com/ByIsabellaM

¿Quién es Isabella Marín y cómo surge el ser escritora?

A la primera pregunta llevó casi veintinueve años intentando contestar (en vano).
Conocerse a uno mismo es mucho más difícil de lo que parece. La segunda me resulta
más fácil de responder. No fue para nada algo impactante, ni mucho menos.
Sencillamente, me desperté una mañana con la idea de escribir un libro y, mientras
buscaba ropa para ponerme (mi armario es un desastre total siempre), se me ocurrió la
primera frase: "Ni el mismísimo Sherlock Holmes encontraría algo decente en este
armario." Y escribí un libro basándome en eso. Bueno, en realidad escribí dos.

¿Te sientes más cómoda en un género o estás abierta a explorar?

Estoy explorando, aunque de momento sigo en los subgéneros de la romántica. Pero
cualquier día hago un cambio radical de estilo. No me asustan los cambios.

¿Crees que la literatura romántica está peor valorada que otros géneros?


Por lo que veo en mi día a día, sí. Hay gente (esnobs, si me preguntáis a mí) que por
alguna razón menosprecia este genero. Además, lo hacen de un modo tan poco elegante
que me enfurece. Hay que respetar el trabajo de los demás, aún cuando no sea de tu
agrado. En el fondo, supone el mismo esfuerzo escribir sobre sexo que escribir sobre la
guerra fría. Así que, igualdad y respeto ante todo.

¿Llevas a cabo algún ritual antes de ponerte a escribir?

Sí, uno que hago todos los días, religiosamente: encender la música. A partir de ahí, todo
se vuelve caótico.

¿Boli y papel u ordenador?

Ordenador, porque soy incapaz de entender mi propia letra. No hay un Dios quien pueda
con esos jeroglíficos.

Si te preguntase por una razón para comenzar a leer tu obra... ¿Qué me dirías?


Te diría, sobre todo, que si esperas el típico cuento de hadas, no leas mi obra porque no
tiene nada de eso. Digamos que yo estaba un poco cansada de Cenicienta y Blancanieves
cuando empecé a escribir Adicta. También estaba cansada de la eterna historia de "el
amor convierte al príncipe oscuro en el príncipe rosa" (ya ni pasa por el azul). Es decir, el
protagonista que empieza siendo muy oscuro y termina volviéndose muy moñas. Eso en
la vida real no suele pasar. Las personas cambian, claro que sí. Las buenas se vuelven
malas y las malas, peores. Así que digamos que he querido ser realista con esta obra y
mostrar que las personas imperfectas (mejor dicho, llenas de defectos) también pueden
amar.


¿Cómo y cuándo decides que la idea formada en tu cabeza se corresponde a una novela?

Por norma general, tengo una conversación o un par de frases dando vueltas por mi
cabeza. Sé que a partir de ahí, puedo sacar al menos cien páginas.


¿La inspiración viene sola, o haces algo para atraer a las musas?


Las musas vienen solas y algunas veces deberían pedir cita previa porque estoy
volviéndome loca. Tengo varias ideas, empiezo varios libros, y no acabo ninguno porque
cuando voy por la mitad, ¡me visita otra musa! y tengo que dejarlo todo para escribir esa
idea antes de que se me olvide. Hasta que me centro, elijo una historia y digo: vale, me
pongo con esta y dejo a las demás, pierdo semanas o meses haciendo el idiota. Luego
recupero el tiempo perdido torciéndome las muñecas de tanto teclear.

¿Tienes la historia ya bien pensada cuando comienzas, o dejas que la historia te lleve por dónde quiera?

¡Qué va! Yo me dejo llevar. Los personajes, de algún modo, cobran vida y hacen lo que
les da la gana. Si alguna vez he tenido un plan, al acabar el libro ya no me acuerdo de él
porque lo he cambiado todo.

¿Qué sientes al poner la palabra "Fin" en una de tus novelas?


Paso página de inmediato. No me pongo melancólica. No es mi estilo.
¿Cómo eliges los títulos?


No me cuesta nada escribir los libros. Por ejemplo, esta semana he escrito poco más de
50. 000 palabras (casi un libro completo). Ha sido fácil. Pues bien, ahora voy a pasarme
meses pensando en el título. Elegir el titulo es para mí un tormento, por alguna razón. Si
por mí fuese, lo llamaría Libro. Libro 1, Libro 2, etc. Creo que sería mucho más fácil.

¿Te gustaría que llevasen alguna de tus novelas a la gran pantalla?


Las cosas que nunca podré conseguir me suelen irritar, con lo que nunca pienso en ellas.
Sé que soñar es lo más bonito de la vida, pero procuro ser realista. Admitámoslo, nunca
van a llevar mis libros a ninguna pantalla (ni grande, ni pequeña, ni mediana). Lo tengo
asumido.

¿En qué te inspiras para crear a tus personajes?


O bien en mí misma, o en personas que he conocido a lo largo de mi vida. Suelo
inspirarme en personas de mi entorno (aunque a ellos no les guste). Tengo la sensación de
que, de ese modo, los personajes parecerán...reales.

¿Tienen algo de ti o te reflejas en alguno de ellos?

Me reflejo en todos. Les doy mis defectos, mis manías, mis sarcasmos. Muchas cosas.
Menos el sex appeal. Eso me lo he tenido que inventar porque yo no tengo de eso.

Cuéntanos algo de tu obra.


Tenemos dos personajes repletos de defectos, para nada queribles, que se conocen y se
enamoran. Ninguno de ellos es lo que parece ser y, a medida que avanza el libro, el lector
puede apreciarlo. Puede ver que sus vidas no son tan perfectas y superficiales como se
nos pintan al principio, que ellos son bastante complejos a nivel mental y que juntos son
incendiarios. No pueden estar en la misma habitación sin volarla por los aires. Ambos son
tercos y de personalidad fuerte, y eso dificulta bastante su relación. Lo peor de todo es
que se aman y no quieren amarse, con lo que fingen odiarse el uno al otro porque resulta
mucho más llevadero. Y lo dicho, es la versión retorcida de un cuento de hadas. Ni la
princesa es una princesa, ni el príncipe es azul. Por algo le he apellidado Black al
muchacho(negro en ingles).

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